LA HISTORIA DE MINA

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¡Saludos a todos y todas!

 

Me presento: soy Mina, una dulce siamesita que le debe la vida a las personas de enorme corazón que se cruzaron en mi camino. ¿Queréis saber mi historia? Yo era tan solo una bebé de pocas semanas, apenas unas tres, cuando mi corta vida casi acaba. Nací en la calle igual que millones de gatos más pero, como estaba enferma y muy débil, no podía comer y mis ojitos estaban cerrados por la suciedad y las legañas, mi mamá creyó que moriría irremediablemente y me dejó solita, me abandonó. No tenía ninguna posibilidad de sobrevivir, y me rendí. Si la unica que podía sacarme adelante, mi mamá, no lo había hecho, sabía que estaba desahuciada. Las fuerzas se fueron, todo estaba negro a  mi alrededor, me costaba respirar... De repente todo se movía, ¡no entendía nada! Me llevaron a un médico, me hicieron análisis, me hidrataron, me curaron y me limpiaron los ojitos. Resultó que sí, que alguien había confiado en mí y me estaba dando el empujón que necesitaba para recuperarme. Y yo, a pesar de lo pequeñita que era y lo deshidratada y caquéxica que estaba, saqué a la guerrera que llevo dentro y aproveché esa oportunidad para hacer lo único que podía hacer: VIVIR. A pesar de mejorar salí positiva en leucemia, me diagnosticaron ceguera casi total y padecía problemas respiratorios que me ahogaban, además de darme tan solo unos meses de vida sin ninguna calidad. En mi convalecencia recuerdo escuchar que alguien decía que lo mejor era dormirme y hacer que dejara de sufrir. Yo no quería morir, deseaba vivir y crecer y ser feliz, pero sabía que esa decisión ya no dependía de mí. Y, de nuevo, esa preciosa persona que me salvó volvió a confiar en mí y me aseguró un lugar en su hogar para ayudarme a salir adelante con todos los cuidados y los mimos del mundo. Y, en efecto, gracias a ella mejoré poco a poco a pesar de que seguía con los mismos problemas de salud. Llegó un momento en el que mi salvadora ya no pudo tenerme más con ella, pues los cuidados que necesitaba eran demasiados y ella no podía dármelos, así que me buscó una familia de acogida para poder pasar mis últimos meses de vida sintiendo el cariño de un hogar. Pero... ¡Sorpresa! Aquí sigo, vivita y coleando, muchísimo mejor y más guapa, disfrutando de la vida con mi familia de acogida temporal que se ha vuelto la definitiva, porque el amor que siento por ellos es infinito. Así que solo puedo estar agradecida con la persona que me salvó contra todo pronóstico y con la familia que me adora y me cuida a diario, pues sin ellos no sabría lo bella que puede ser la vida porque ya no estaría viviendo.

Sé que me voy a quedar para siempre con mi familia de acogida, pues aunque me veáis tan guapa mi vida sigue en riesgo y nadie quiere adoptarme. Pero no te preocupes, hay otras maneras en que puedes ayudarme... ¡¡PUEDES APADRINARME!! Es muy fácil, solo tienes que destinarme unos eurillos cada mes y con ellos podré sufragar los gastos de alimentación y de veterinario, ya que parece que necesitaré visitas por mucho tiempo y medicación que yo solita no puedo pagar. Para ser mi padrino o madrina debes hacer un ingreso mensual de un mínimo de 5€ a través de PayPal o a la siguiente cuenta, indicando tu nombre y el mio: